Le pedimos a nuestros jóvenes que construyan su futuro, difícil misión, si no les damos las herramientas necesarias para lograrlo.
¿Quiénes tenemos que ayudarlos a lograr esta misión?
En primer lugar, la base de lo que serán nuestros jóvenes el día de mañana, depende de los padres y sus familias y en segundo lugar de los establecimientos educacionales; lamentablemente en algunos casos, es más fácil para las familias, dejar esa responsabilidad en los centros educacionales, lo que deja un vacío entre lo real y lo que nos acomoda como padres.
En este ir y venir de contradicciones, en muchas familias se produce un quiebre total de respeto, cuando los hijos alcanzan la adolescencia, una etapa difícil por naturaleza y que se agrava en los casos de familias, con poca disponibilidad de asumir la responsabilidad y buscar apoyo para avanzar durante esta etapa unidos, manteniendo un control sobre las emociones individuales.
No existe un manual para ser padres, lamentablemente se aprende a lo largo de la vida y muchas veces es necesario una mirada externa para lograr el equilibrio emocional y mantener la tolerancia al interior del hogar.
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